lunes, 9 de noviembre de 2009

RELATO : VA DE MUERTOS




A nadie nos sorprendería conocer el último deseo de una determinada persona: que tiren sus cenizas al mar o que lo entierren bajo su árbol favorito, por ejemplo...
Lo que sí nos sorprende, seguro, es conocer el último deseo del científico alemán doctor Gunther Von Hagens, deseo que su bella esposa, médico también, cumplirá si le sobrevive: cortar su cadáver en ciento veinte trozos , rodajas mejor dicho, y repartirlas entre los invitados asistentes al Congreso de Plastinación que se celebrará inmediatamente después de su muerte.

Por supuesto el suyo, será un cadáver sometido a un revolucionario método del cual él es el inventor, que permite transformar los restos humanos en inmortales.

Hace unos años, siendo un joven ayudante de anatomía en la Universidad de Heidelberg, el doctor Von Hagens tuvo la genial idea de intentar momificar los órganos humanos que estudiaban.
Considerado por sus compañeros-colegas, un loco de remate, logró sin embargo, al cabo de un tiempo, inventar una técnica novísima que le permite obtener cadáveres eternos.

Su fin es didáctico: Que los estudiantes de Anatomía, así como cualquier persona, puedan conocer la maravillosa complejidad del cuerpo humano en sus formas, estructuras, tersuras, colores...


Como otros muchos inventores a lo largo de la historia de la humanidad, el doctor Von Hagens ha tenido que sufrir el repudio, las críticas mas feroces, los insultos y hasta las maldiciones más viscerales de sus detractores: científicos tradicionales y como no, la jerarquía eclesiástica, que consideran que su trabajo es una violación a la dignidad humana.
Sin embargo, sus "muertos inmortales" son comprados por Universidades y Museos de todo el mundo y su método es utilizado en muchísimos Institutos de Anatomía, incluidos varios de nuestro país. Y goza del respeto y admiración de miles y miles de estudiantes del ramo.

Hace pocos días, el doctor Von Hagens,ha decidido inaugurar una exposición en el Museo Técnico de Mannheim,donde expone al público algunas de sus obras.
En ella se trata de mostrar la vulnerabilidad del ser humano y donde cada visitante, tiene la oportunidad de conocerse a sí mismo y a su inexorable destino...

El material, o sea los cuerpos, se los proporcionan donantes anónimos. No me extraña : Personalmente, yo también preferiría que mi cadáver - me gusta más decir, mi cuerpo sin vida, - sirviera para ser objeto de estudio de atractivos estudiantes de Anatomía, más que para - siguiendo la tradición - ser pasto de gusanos.

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Este relato escrito hace unos cuantos años, está basado en un artículo periodístico ( D.V. Gipuzkoa). Vuelve a la actualidad a raíz de un post de J. L. Zúñiga en su blog Tiempo a destiempo, el día 6 de este noviembre.