sábado, 30 de noviembre de 2013

Poemas de ayer : Desde mi ático




Desde mi ático
el cielo de Donosti
es diferente.

Lo contemplo
fundido con el mar,
rojonaranja en el crepúsculo,
cuando la tarde
torna a carmesí
y mástiles y botavaras
graban ideogramas
en las nubes.

A la hora que vuelves
y tus manos,
persiguen mi cintura
por cualquier rincón.

Cuando llega la noche
arropada en la brisa
y cara al cielo,
confundimos gaviotas
con estrellas
y las palabras
hechas susurros,
escapan enredadas en caricias.

Mientras las nubes
se persiguen locas
y el viento que se cuela
nos regala
olor a sal y a caracolas.

El cielo de Donosti.

Metros abajo
el asfalto borracho de luna.

Y dos enamorados
que demoran su abrazo.

lunes, 25 de noviembre de 2013

Indefensión



Destellos de neón
por las calles desiertas.
Va llegando diciembre
con augurios oscuros,

y llueve.

Bajo rotos de ozono
cae una lluvia mansa
- lluvia en polvo,
tamizada -

Ladra un perro su hambre.

Y un cielo atormentado
se desploma en zaguanes.

El silencio
de un Dios indiferente,
no advierte  a los mendigos
que cobijan su frío
entre cartones
y sueñan sus amores
tal vez por otras geografías,
que el odio se desata por las calles.

Que impunidad
se disfraza de negro.

Tenaz la lluvia en polvo.

En una esquina,
el vagabundo del viejo acordeón
llora una melodía...

domingo, 20 de octubre de 2013

Mis poemas : Derrumbe



Anochece. Nadie.
Estoy sola.
Mi balcón abierto
al viento sur.

A mi encuentro avanzan
las sombras de la noche.
Se oye el rumor del río,
de juncos
y de pájaros nocturnos.

Olvido donde estoy.
Que soy.

Dejo mi cuerpo y viajo
y llego hasta la tapia
blanca de madreselvas.
Y detrás los madroños.
Y el sendero de piedras

y la ternura mansa
de la higuera...

Estoy sola.

Y me da por pensar
en los ausentes
y en los muertos -tan solos-
sin sol, sin mar.
En su cuartito oscuro
sin puertas ni ventanas.

Amor, me llamas,
para darme el abrazo
de las buenas noches.

Te mandaré el beso
de la que era yo
antes de este derrumbe.

domingo, 29 de septiembre de 2013

Hablo de un país



Hablo de un país
que cobijó mis años
mas azules.
Tal vez los mas rebeldes,
los mas irreverentes.

Hablo de Argentina
la amada, la lejana,
la de Borges y el Che.

La de suburbios
plateados por la luna.
La emigrada,
la emigrante

La de la Cruz del Sur.

La de caminos de indios
donde llora la quena su nostalgia.
La de Atahualpa,
Cafrune y Gardel.

La de Cortazar y Alfonsina.

La infinita en su Pampa.
La inmensa, en su Río.
La de eternas madreselvas
en los muros.
La de minas, pebetas y malevos,
la de gauchos de poncho y chiripá.

La del hotel
de la calle Corrientes
y aquel bar
del barrio de la Boca.

La de nostalgias-tango-y-arrabal.


                   

miércoles, 18 de septiembre de 2013

Al final de la lluvia



Te acercaste
a la parada del bus,
al final de la lluvia.
Y un pájaro azul,
ensayó en tus ojos
mil reflejos.

Apenas sonrisa,
apenas susurro,
me preguntaste
una dirección.

Tu voz sonaba extraña

y tu acento extranjero
desenterró recuerdos
de lugares lejanos.

- queda algo lejos
pero ya te indico -

Y subimos al bus.

Me señalaste
un asiento vacío
y quedaste a mi lado.

La ciudad en crepúsculo
nos envolvió en su magia...

Tu tímida sonrisa
y mi sonrisa tímida,
se abrazaron temblando
en un lugar incierto de la tarde

y yo, apenas mirada,
supe en ese instante

que ya nunca te irías de mi vida.

sábado, 14 de septiembre de 2013

Un café a sorbos lentos



Cruza lenta
la tarde de setiembre.
Me abrazo a los recuerdos.

Busco aún
la ternura fugitiva
apoyada en la barra
de cualquier bar bohemio.
Afuera
cae una lluvia trémula.

Un café a sorbos lentos.

Escucho
las palabras vacías,
los gritos,
las risas de la gente.

Y yo sueño.

Y evoco aquella noche
de un lejano setiembre
ya oxidado
en el ayer del tiempo:

una copa en la mano
un brindis,
un adios,
tal vez un beso...

Afuera cae la lluvia.
Un café a sorbos lentos.

viernes, 6 de septiembre de 2013

Setiembre y tankas



Tengo un amor.
Unos zapatos rojos
para la noche.
Y mil sueños probables
de un amorquenohasido.

******

Era setiembre.
También las arboledas.
Era aquel tango.
Eran tus manos tercas
amarrando mi vida.

******

En este mundo,
lo que mas amo -dices-
estusonrisa.
Tusonrisa y tusojos
que parecen de gata.

******

Ensimismado,
en un bar de suburbio,
hacías versos.
No sé si me miraste
o te miréyoatí.

sábado, 31 de agosto de 2013

A veces, también la rima : Fantaseando



Rota la noche.
Luces a lo lejos.
Farolas en la niebla, tiritando.
La soledad y yo, fantaseando
buscando tu silueta en los espejos.

Me encuentro con tu voz,
a cada paso
y no es verdad el aire que respiro.
Y no es verdad el cielo,
ni el suspiro.
Ni concibo otro mundo que tu abrazo.

Tú ya no estás.
El sol perdió su brillo.
En el jarrón
dos rosas se desmayan
y en mi ventana,
mudo, un pajarillo.

Rota la noche.
Sombra en los balcones.

La soledad y yo deambulando
buscando tu presencia en los rincones.

domingo, 11 de agosto de 2013

Poemas de ayer : Regreso




Me asomo
a los umbrales de la noche

y en la niebla imagino
la chispa incandescente
de tu fiel cigarrillo.

Hay temblores de luna
en los espejos.
Silencio en los pasillos.

Hay luces en los charcos,
y en mi mente una ruta
de estrellas,
de versos
y de pájaros.

Aúlla un perro
en la sombra. Por la calle
alguien silba
una canción de olvido.

Impaciencia de ti.
La noche lentaysombra,
se demora.

Un autobús azul
abre sus hojas.

sábado, 3 de agosto de 2013

Mis poemas : Mediado ya el verano




Queda fresca la tarde
después de la tormenta,
con ese sol de agosto
que se alarga
en el acantilado.

Playa en calma.
Entre la bruma,
siluetas desdibujadas
de veleros.

Tú.
Como ese mar tus ojos.
Un blues lentísimo
tus manos.

La ciudad 
asomada a la playa
con balcones
habitados de flores
y pequeñas terrazas.

No lejos, pasan trenes
con asientos vacíos.
En un banco
un periódico triste olvidado.
Y un muchacho
que vende a los transeúntes
relojes antitiempo.

Se anuncia
en voz baja la noche.
Un flash de luna deja
ríos de plata líquida en la arena.

Nosotros preferimos entrar
en el bar mas bohemio
y buscar un rincón solitario
donde poder hablar.

El mar tus ojos.
Un blues lentísimo tus manos.

martes, 23 de julio de 2013

Poemas de ayer : Último aviso




Ya no puedo
disfrazar la ternura.

Ni elegir la sonrisa
que me voy a poner
cada vez que amanece.

Ya no quiero
vestir de colores
tus salidas de tono.
Ni planchar
tus absurdos enojos,
con suavizante perfumado.

Ya no quiero
esconder tus discursos
debajo del sofá
ni ser mas
el tren de tus deseos.

No, ya no quiero

pasear contigo,
ni bailar contigo
ni dormir contigo.

Se terminó el tiempo
de llorar a escondidas,
de sonreír sin ganas.

Déjame pensar
y caminar sola
como las palomas
por las azoteas.

Recobrar las tardes
de amapolas y alondras.

Descolgar
tus ridículos cuadros.
Tirar tus cigarrilos.
Abrir las ventanas...

Déjame ser silencio.
Ser oportunidad.

Déjame... volver a ser yo.

viernes, 12 de julio de 2013

Mis poemas : Donosti, Julio, Jazz (r)



                                            *** Para Mertxe

 Cuando nos llega julio,
 Donosti es un traje de fiesta
 y su playa
 una alegre corbata.
 
 El detalle. La fantasía.


... Estalla la música. Donosti estalla en color y en cadencias. Corcheas y fusas, blancas y negras, saltan al espacio y lo incendian con el fuego de la improvisación. Tintinean  juguetones los acordes del piano y el profundo y desgarrado lamento del saxo, escapa libre del pentagrama y se va a colgar de las olas, de las farolas, de los picos de las estrellas...


Paseo Nuevo.
Un banco, 
tu sonrisa. 
La tarde  suspendida
en un suspiro azul.

Tu mirada se escapa
mar adentro,
persiguiendo una vela
y gaviotas impías,
dibujan sobre el agua
pentagramas de luz.

Julio a pasito lento.

Donosti 
se viste de leyenda:
Glamour.

Los acordes de jazz
que se desgranan
de norte a sur,
al este y al oeste,
se enredan con las olas
para hacerse poemas.

Y a mi lado estás tú.

martes, 25 de junio de 2013

Aquel viejo café



 *** Hacía muchos años que estaba cerrado, pero aún conservaba sus cortinajes dorados,  butacas de terciopelo, enormes lámparas colgadas del techo... Vestigios de aquellos años románticos.



Ya sé que ahora 
no es lo que era
pero me gustaría entrar allí.

Me sentaría en un rincón
junto a un gran ventanal
de cortinas doradas.

Solo entrar a ver.

Recorrer con la vista
todos los rincones.
Los reservados.
El lugar destinado a la orquesta.

Escudriñar 
los antiguos sofás.
Hundir los dedos
en sus pliegues ajados.

Tentar con disimulo
bajo el mármol eterno 
de las mesas 
por si alguien 
- mucho tiempo atrás -
dejó olvidado algún secreto:

Un breve poema de amor,
una carta leída a hurtadillas,
la nota apresurada de una cita...
Algo que me hiciera imaginar

Y es que me encanta unir
realidad con fantasía.

Sé que no es lo que era,
pero me gusta soñar, 
que le voy a hacer.

Inventar, por ejemplo,
una bonita historia para mí:

Quiero 
que tenga la sonrisa presta,
la ternura a flor de piel.
Que sea un poco despistado, 
tal vez, algo perdido.

Vestirá de manera informal,
camisa abierta - sin corbata -

Será amable y sensible.
Y me dirá de un vistazo
que me estaba esperando.

Sí, me gustaría visitar
ese viejo café.

Rescatar de la grieta de un zócalo
un mensaje perdido
que me hiciera recrear fantasías...

De verdad. Me muero de ganas.

miércoles, 19 de junio de 2013

Un sencillo relato : Animales



Pensó que aquella herencia insospechada cambiaría su vida.  Y así fue.
Siempre había vivido llena de carencias, deseando cosas, sintiéndose por ello inferior a todas sus amigas.

Así que lo primero, sería comprarse un montón de ropa. La mas elegante, la mas cara, la mas increíble... Cuantas veces frente a una gran vidriera llena de vestidos fantásticos, de abrigos imposibles, de zapatos...oh, los zapatos, había sentido como una sensación de frustración, de inferioridad...

Ahora podría comprarse todo lo que deseara, podría viajar adonde quisiera. Y no se sentiría tan sola, pensaba.

Aquella tarde, en la boutique mas,  mas,  adquirió, casi sin mirarlo lo mas caro que había: un precioso abrigo de piel de leopardo, modernísimo, suave y sofisticado, unos zapatos de piel de cocodrilo y un bolso de piel de serpiente. Pagó con un talón y dejó una impresionable propina.

Esa misma noche, organizó una fiesta en su nueva casa para sus amistades. Nadie falto.  Llegaron, cenaron, bebieron, bailaron, se emborracharon y se fueron. Y ella quedo tan sola como antes. Tal vez, mas sola que nunca.

Se sentía mareada. Quizás también un poco borracha.  Se descalzó. Al entrar en su dormitorio, notó que algo se movía entre los almohadones de la cama. Allí estaba.  Era un  pequeño cocodrilo de ojos color ámbar y larga cola. La miró con ojos tranquilos y se esfumó veloz por el pasillo.  Frotó los ojos... estoy soñando?

Entonces la puerta del armario se abrió lentamente y vio como el abrigo que estaba colgado, se deslizaba y tomaba forma de un leopardo auténtico.  Y vivo.  Vino hacia ella con ojos mansos, lamió sus pies desnudos y bostezando se sentó en la alfombra junto a su cama.
Por muy extraño que parezca no se sintió asustada ni gritó de miedo.  Claro, porque será un sueño, volvió a pensar.

Instintivamente buscó con la mirada el bolso que había quedado sobre la mesita de luz, pero se había transformado en una bonita serpiente.  Sus hermosos colores negro, verde y oropel, brillaban bajo la tenue luz del velador. Se desenroscó lentamente y se deslizó con ondulados movimientos hacia la terraza.

Qué podía hacer?  Desde luego, no tenía miedo ni en ningún momento se sintió amenazada,  así que se tiró en la cama para tratar de pensar.

Nueve o diez horas después, la despertó el sonido del teléfono.  Mientras hablaba, y aún medio dormida, recordó lo sucedido la noche anterior.  Frotándose los ojos, miró a su alrededor, pero no vio nada: el abrigo-leopardo, el bolso-serpiente y los zapatos-cocodrilo habían desaparecido.
Se sentó a pensar y la verdad es que sintió un gran alivio.  Sabía por qué.

Ahora, a veces tiene la sensación de que alguien la observa desde algún rincón,  pero no tiene en absoluto nada de miedo.  Al contrario.  Y sabe por qué.

lunes, 10 de junio de 2013

A veces también la rima : Ovillejo




La lluvia sobre el cristal
puntual,
teclea su melodía,
cada día.

Tú, suplicado poseso,
un beso...

Y te declaras confeso
fingiéndote enamorado,
exigiendo, descarado,
puntual, cada día, un beso.



jueves, 6 de junio de 2013

En algún lugar





A menudo
contemplaba sus manos,
tercas,
de puro acariciar.
De tanto y tanto
aprisionar la vida.

Cuando el alba,
ella ya estaba en pie,
las ventanas al viento
para atrapar el sol.

Se deslizaba leve por la casa,
dando,
llevando,
poniendo en orden...

Regaba las flores
y cantaba
con voz de lluvia
y rumor de  olas.

Un día,
se descubrió cansada.

Recorrió su memoria
para hacer inventario
y contempló
el libro de su vida,
como una larga suma
que llegaba al total.

Se sentó en la mecedora
y comenzó  a morir.

Era de viento.
Y el viento
la llevó de la mano.

Y en algún lugar, se abrió una puerta.

jueves, 30 de mayo de 2013

Poemas de hoy : Sencillo y azul


Mi amor es mas alto.
Llego de puntillas
a leer sus ojos.

Sonrisa de niño.

Sus manos alondras:
Mi alma, indefensa,
se pierde en sus plumas.

Me arropa en su abrazo.
Su voz es arrullo
sobre mi cabello..

Soy algo pequeño,
Un gorrión diminuto
en sus brazos.

A veces me dice
que desde hace  tiempo
- muchísimo tiempo -
me estaba esperando.

Yo en cambio no digo
todo lo que siento.
Digo cosas tontas,
como por ejemplo,
qué bonitas nubes...

Y pienso  tequiero,
ojalá fuera eterna la tarde.

Me mira indeciso ,
besa mi mejilla
suave, suavecito...

Y... mi corazón
teclea a destiempo.

lunes, 27 de mayo de 2013

Ahora que ya está anocheciendo


                             
Ahora
que ya está anocheciendo,
debería pensar 
que la vida no tiene ya colores?

Que el soñar
no es algo mas 
que una costumbre?
Que la magia ya no descubre
nuevas ilusiones?

Ahora
que ya no hay mensajes,
ni baladas románticas.
Que ya no busco faros,
ni islas solitarias...

Debería dejar de escribir
poemas al amor?

Volar mas bajo 
y olvidar el sueño,
de encontrar la ternura
que aún echo de menos?

Cerrar los ojos
para no descubrir
esa mirada azul que me enamora?

Debería apagar la sonrisa?

Olvidar el sabor de un abrazo?
Aparcar la ilusión en el olvido?
Poner nombre al silencio
bajo un sombrero
y un corazón muy roto?...

Ahora,
que ya está anocheciendo?

martes, 7 de mayo de 2013

Teselas de abril




La lluvia sobre mi tejado
reza su poema de abril.
y me desvela.

Hay un beso imposible
que espera en un zaguán.

Y un hombre,
empujando el invierno
en su carrito.


II


Soñar despierto,
tu hobby favorito.
Aprender a volar, para ver
el mundo desde arriba.

Tanto que resolver
aquí, abajo,
y tú soñando.


III


Un día despertarás otra.
No la que eres  ahora.
Y volarán alondras
y lloverán cerezas.
Y los árboles se llenarán
de diminutos soles.

Tendrás dos corazones
y dos manos refugio...

martes, 30 de abril de 2013

Relato : En un lugar de la infancia.


                              **  Segunda parte.

En la casa de piedra con balcones de hierro,  vivíamos mamá, la pequeña Nena y yo: Pablo, el hermano cuatro años mayor.  Y el patio de piedras azules, la fuente, el prado y la pequeña estación, eran los principales escenarios de mis aventuras.

Frente a la casa, había un edificio de una planta, con una sola puerta de madera maciza. Un ventanuco, con gruesos barrotes de hierro, se abría en la misma puerta. Era la cárcel del pueblo, origen de muchos de mis fantasmas y miedos infantiles. Colgándonos de los barrotes, mis amigos y yo escudriñábamos el oscuro interior donde borrosamente podíamos percibir un camastro con un colchón, que hacía paja por todas partes y un tosco banco de madera. En algunas ocasiones, descubríamos algún hombre tirado en el camastro  y entonces, nos invadía un miedo irrefrenable y corríamos  para alejarnos de allí.

Aquel verano iba de prisa. Eran días pintados de colores brillantes. Eran baños en el arroyo, caza de ranas en los charcos, la trilla en las eras al atardecer. Eran noches de luna curiosa sobre nuestros juegos junto a la fuente, en nuestras charlas en los bancos de la estación.

De pronto un día todo cambió en el pueblo.  Se hablaba de guerra y la tragedia fue transformando una existencia que hasta entonces había sido apacible y alegre.
Camisas azules, correajes brillantes y botas militares, se hicieron escena habitual en las calles.  Rondaba el miedo, Un miedo que como un fantasma, se paseaba al anochecer sobre las casas de piedra, sobre las calles de barro.

La gente  se olvidó de cantar y de reír y nosotros de jugar y de divertirnos.  Nos dimos cuenta, sorprendidos, de que nuestra época feliz y de colores, se había interrumpido bruscamente.  Nos prohibían alejarnos del grupo de casas, no podíamos ir al campo ni al arroyo.  Acurrucados en los bancos de la estación, veíamos pasar trenes  con vagones y vagones cargados de armas y de soldados que nos saludaban con caras de niños asustados.  En el patio de la escuela, nos  amontonábamos para hablar en voz baja de aviones, cañones y tanques.  Y de los padres y hermanos que se llevaban para el frente.

Al anochecer, las calles quedaban desiertas.  Tras el balcón, yo jugaba con mi hermana a ordenar mis chapas y canicas y miraba la puerta de la cárcel, que ahora me atraía y aterrorizaba aún mas. Y veía a hombres armados que encerraban a gente del pueblo o a forasteros que parecían  muñecos de rostros blancos.

Mamá estaba muy triste.  Nos abrazaba, nos miraba en silencio y suspiraba.  En la merienda, el pan y el queso se repartía como un ritual, en lonchas casi transparentes. Pero mamá... Y ella volvía los ojos llenos de lágrimas.


Aquella noche, unos hombres uniformados se llevaron a Miguel.  Miguel era el joven médico  que teníamos en casa como huesped.  Era como  familia y sobre todo  la pequeña Nena, lo adoraba.
Recuerdo el día que llegó.  Lo esperábamos en la estación y cuando bajó del tren, quedamos asombrados, porque Miguel era muy, muy alto y allí, parado en el andén nos pareció un gigante de cuento. Se rió ante nuestro asombro, y levantó a mi boquiabierta hermana hasta su cara para darle un beso. Resultó encantador y de inmediato se creó entre nosotros una corriente afectiva, que mas tarde ni la muerte lograría romper.

Pero, por qué se lo llevan?... preguntó  angustiada mi madre.
Tranquila, no pasará nada, ya verás, sonrió  Miguel.
Fue la última vez que lo vimos sonreír.  Quizá fue aquella su última sonrisa.

Esa noche, espié durante mucho tiempo la puerta de la cárcel tras las cortinas del balcón. Y de pronto lo vi, conducido por dos hombres armados.  A la luz de la farola, pude descubrir su cara pálida , y como agachaba la cabeza y doblaba la espalda para poder entrar en el calabozo.
Corrí a decírselo a mi madre. Ella no durmió en toda la noche. Y yo muy poco. Entre sueños, la veía de pie, junto al balcón, con los ojos fijos en la puerta de la cárcel.  Al amanecer vio como lo sacaban junto a otros hombres y los empujaban dentro de un coche cerrado que se perdió en la penumbra... Luego supimos que al llegar al bosque, los habían fusilado sin mas, y enterrado en una fosa común entre los árboles.

En tanto otoño discurría lento y triste.  Y mi hermanita esperaba día tras día, que Miguel regresara.
Verdad que volverá cuando tenga hambre?
Y cada tarde me arrastraba de la mano hasta la estación,  para esperar el tren de las seis.
Vendrá hoy?... Di, Pablo, vendrá?...
Ya no volverá, pequeña. Miguel está muerto.
Pero ella no se convencía. Y recorría con los ojos cada vagón, apretando en su mano el bocadillo, que solamente comía al regreso, cuando ya había comprobado que Miguel aún no debía tener hambre...

Y yo, que me sentía muy triste y muy mayor, buscaba la manera de explicarle que nuestro amigo no podía volver nunca. Y de hacerle comprender a mi modo, lo que significaba  estar muerto.
Creo que tardé bastante tiempo en conseguirlo.

                                                ** fin

domingo, 21 de abril de 2013

Un poema de Ramón Iruretagoiena : Versos a una Aloña fascinante




 ***** Desde el Centro de Psiquiatría de Donosti, Ramón  me pide si quiero publicar su poema.  Con mucho gusto, Ramón.


Surgiste como unos ojos
que vieron el azul del mar
confundiendo el horizonte
indefinido para ti.

-No distinguir
el cielo de las aguas,
no te hacía culpable.
Eran solo alteraciones perspectivas
de niña adulta, de joven prematura -

Perdiste la noción del tiempo
y el espacio te engañó.
eran conceptos mayores de mayores.

Vas diciendo a todos
a ti misma incluso
con gritos sordos,
mirada azul extravíada
(deslabazados ademanes)
que buscas la esperanza del mañana.

Explota de una vez, Aloña!

Asesina el silencio
con alaridos sin crueldad.
Recorre los caminos del saber
y sabrás también que la cumbre de un monte
visto desde una estrella
es una sima.
Escucha tu voz
en el discurrir del ser y el no ser
y cuando atravieses las repletas calles
cruzándote con hombres o quizás no tan hombres,
recuerda que están en el incierto camino
hacia la duda, hacia la nada.

Despierta Aloña, despierta!

Deja ya tu cómodo hogar de refugios infantiles,
toma todas tus fantasías
dulcemente, firmemente entre tus manos
y con ellas, sin miedo, decidida
acércalas provocativa,
hacia tus pechos, tus tripas, tu vientre núbil
y siente por fin, lo que el resto de la gente siente.

Despierta Aloña, despierta!

Solo tú puedes medir tus sentidos
amorrándote firme, ferozmente, a tus sentimientos.
No dejes que nadie te suplante en este trance,
que nadie sienta por ti
lo que tú sientes.

Y al final, Aloña
la biología mágica, tornará en física,
recobrarás tu cuerpo,
tu mente será restaurada.

Y entonces un buen día,
cuando menos lo esperes,
alguien surgido de la sorpresa
tomando tu cara dulcemente
entre sus manos,
te regalará sobre tus labios apenas dibujados.
un beso largo, húmedo, profundo...

Y en ese momento, al conocer el amor,
sabrás que vivir,
no era seguir estando.

Y el milagro tantas veces por ti vindicado,
no será ya onírico,  soñado,
será real, primitivo, terreno,
como tu nombre, Aloña.

Despierta, hostia, despierta!!!

  *****    Ramón  Iruretagoiena.

 En el Manicomio de Donostia, el 14 de abril 2013 (día de la república)

viernes, 12 de abril de 2013

Teselas con título


 
*** Huír

Bajas la cabeza.
Dices que sí. Que bueno.
Y hasta le sonríes.

Y deseas huír. Dejar de estar.
Tal vez, dejar de ser.

Y te vistes de ayeres
como si no supieras...


*** Miedo

Escucho las noticias.
Veo las imágenes cada día
recogiendo ahogados en el mar.
Y arrojando indefensos a la calle.

Y tengo miedo
de perder
la capacidad de rebelarme.


*** Che

Bajo el cielo boliviano
la terrible belleza  del Che,
abraza el infinito.

Culpabilidad, en los rostros indígenas.

Pero ellos siguen siendo pobres.
Explotados.
Y ya, ni siquiera son rebeldes.


*** Pesada

Me voy, mamá
Mi hijo se despide.

Ten cuidado, le digo.
No bebas. Y no corras.
Me mira y adivino:
Mira que eres pesada!!!

Pero es que tengo miedo...

jueves, 28 de marzo de 2013

Relato : En un lugar de la infancia



 *********** Primera parte


Recuerdo un caserón de paredes de piedra y balcones de hierro. Recuerdo un patio de losas azules, donde mi madre cantaba regando los malvones y las azaleas con esa voz de agua y de rumor de viento.  Recuerdo la plaza con una fuente y un prado de hierba reluciente. Y el perfil de una sencilla estación de ferrocarril, que se recortaba sobre un cielo siempre luminoso.

Cierro los ojos. Evoco los mágicos lugares adonde me llevaban mis viajes de fantasía. En el prado, veo margaritas, campánulas y amapolas. Y escucho el murmullo del agua de la fuente...

A ese paisaje vuelvo, cuando la nostalgia.

Teníamos algunas gallinas que correteaban por el patio y saltaban la valla para picotear en el prado.  Me gustaba darles la comida y solía ponerles nombres: la dormilona, la atrevida, la chismosa...
De tanto en tanto, una camada de pollitos rompía el cascarón y una nube de bolitas amarillas, blancas, negras... se movía por todas partes siguiendo a la orgullosa mamá gallina.

Esa vez, la que estaba empollando murió y los pollitos que acababan de nacer, se apiñaban unos contra otros, sin atinar a donde cobijarse.
Pablo dijo que los animalitos recién nacidos, siguen lo primero que ven moverse y yo entusiasmada, quise hacer la prueba.  Resultó y durante semanas, un miniejército saltarín, corría tras de mi por todo el patio.

Aquella tarde jugué en el prado con otros niños. Después fuimos a la estación a esperar el tren de las seis.  Nos gustaba saludar con la mano a los pasajeros, que nos sonreían tras las ventanillas.

Recordé de pronto que no había dado de comer a los pollitos y corrí a casa.
Pi, pi, pi...y acudieron  en tropel a picotear los granos de trigo que había esparcido en el suelo. Y entonces, al dar un paso atrás, escuché un pío lastimero, al tiempo que notaba que algo se quebraba bajo mi pie. Era un pollito negro.  Y lo vi allí, tirado, moviéndose apenas... Lo recogí del suelo y quise reanimarlo. pero  se apagó en mi mano como una débil llamita.

Sentada al borde de la fuente, lloré y lloré, con el pequeño cuerpecito inerte contra mi pecho.  Lloraba al mirar sus ojos redondos, abiertos y sin luz, al sentir en mis manos sus patitas heladas. Lloraba al contemplar cara a cara a la muerte.

Un año antes, cuando  unos hombres  se llevaron a Miguel, yo no alcanzaba a comprender, que ya no volvería a jugar conmigo ni a llevarme cabalgando sobre sus hombros,  y durante bastante tiempo, esperaba cada día su regreso. Volverá cuando tenga hambre, pensaba. Y por la tarde, tiraba de la mano de Pablo, para que me llevara a la estación.

Vendrá hoy? Di, Pablo, vendrá?
Ya no volverá, Nena, Miguel está muerto.
Y que es estar muerto?
Es estar callado y quieto y frío... Es no pensar, ni sentir...  Es ir a un lugar, de donde nunca, nunca, se vuelve.
Pero, volverá cuando tenga hambre?
Que no, pequeña, que Miguel ya no puede volver nunca, porque está muerto. No lo entiendes?...

Y así Pablo, con la paciencia y ternura de hermano cuatro  años mayor, me había hecho comprender, poquito a poquito, el significado de estar muerto.

Ahora, con el pollito helado en mis manos, lloraba porque ya sabía que como Miguel, no volvería jamás a estar conmigo.



*********** continuará.

miércoles, 20 de marzo de 2013

Poemas de ayer : Requiem




... lo decidió
evocando aquel blues,
esa tarde insumisa
de fantasmas.

   Se vistió
como si fuera fiesta.
Acarició el retrato,
recreó una nostalgia.
Y salió
con el paso resuelto.

Compró una flor
que regaló a una niña.
Saludó a un viejecito
-como si fuera amigo-

Siguióel vuelo de un pájaro.
Envidió a una pareja.
Ofreció unas monedas
a un pequeño mendigo.

Cristales rojos
mas allá de la arena.
Era invierno
y la tarde dolía...

Evocó una familia
-como si la tuviera-
Hizo un guiño a una estrella ,

y silbando aquel blues,
se perdió por el agua...

Solo el mar lo sabía.

lunes, 11 de marzo de 2013

MIS POEMAS : NOCHES















     ********** Estais todos invitados

                          

Hay noches
sin nada especial.
Sin música de jazz.
Sin poemas. Sin flores.
Noches sin mas.

Noches de café amargo
y el silbido del tren
a la distancia.
De pájaros errantes
y palabras que se rompen
en los labios.

Noches
que vagan en voz baja
por la casa.

Sin estrellas fugaces.
Con sombras -sin embargo-
y con fantasmas.

Hay noches
con mensajes de silencio.
Con techo de neón y celuloide.
Con la melancolía amordazada.

Noches
con farolas con arritmia.
Con la ternura
de brazos caídos.
Con sueños
que pierden la cabeza.

Noches en coma.
Sin arrugas en la almohada,
Sin puertas a otras puertas.

Noches sin ti.

miércoles, 27 de febrero de 2013

Relato : Sylvia



Conocí a Kiko  ese verano en un pequeño pueblecito costero, donde ambos coincidimos en vacaciones. Era un chico estupendo y pronto nos hicimos inseparables.

Solíamos dar largos paseos en bici, para sentarnos en las escarpadas rocas a charlar o tirarnos en la hierba para observar las gaviotas en pleno vuelo, con el contundente blanco de su plumaje destacando sobre el territorio azul en el que se confunden  cielo y mar.  Y fue una de esas tardes en la que el silencio se vuelve confidencia, cuando Kiko me habló de su pequeña hermana.

Tendría él seis o siete años, cuando se dio cuenta de que Sylvia era una niña diferente. Algún error en el momento de nacer o la caprichosa mutación de un gen, habría sido la causa.
Por lo demás, Sylvia era muy bonita, dulce y extremadamente cariñosa. Tenía el pelo dorado y unos preciosos ojos azules, pero su nivel intelectual no superaría nunca el de primero de básica.

Kiko la adoraba y creció defendiéndola de cualquier burla que los demás niños le hicieran por su especial manera de hablar.
 Se sentía orgulloso de llevarla a todas partes, de jugar con ella, de enseñarle multitud de lugares y de cosas...
Y sobre todo, se sentía orgulloso de recibir a cambio, ese especialísimo cariño con que la pequeña Sylvia le correspondía. Lo había convertido en su héroe indiscutible, y él hubiera deseado ser tan grande y tan maravilloso, como lo veían los ojos de su hermana. Todo eso me contaba Kiko esa tarde.



Sylvia crecía irremediablemente y llegó el día que tuvieron que confíarla a una institución especializada, donde afortunadamente a través de métodos adecuados y dedicación plena, supieron tratarla con el cariño de la familia.  Y allí Sylvia aprendió  entre otras pequeñas cosas, a escribir unas sencillas cartas que Kiko recibía lleno de nostalgia y culpabilidad.
Me dejó que las leyera. En una de ellas decía:  Ya voy escuela y trabajo en cuaderno. Te mando besos. Te quiero. Un torpe infantil dibujo de unas flores desgarbadas, ilustraba la carta.

Avanzaba perezosa la tarde. Sentados en la arena, mirábamos un mar quieto, insondable, misterioso como la vida. Soplaba una brisa suave y las gaviotas  flotaban en el aire como si estuvieran pintadas en el cielo. Una cayó de pico y se elevó con un pez plateado. Otra, volando a ras, le arrebató la presa, huyendo hacia el acantilado.

Kiko apretaba en su mano las ingenuas cartas de Sylvia. Miraba la lejanía y en su cara le brillaban gotas de agua de mar, o eran lágrimas?... Y yo lo envidié, por ser capaz de sentir un cariño tan pleno, pensando que a mi también me gustaría ser el hermano mayor de una niña así de especial.



sábado, 9 de febrero de 2013

Qué hacer con la tristeza?





Te pedí que te fueras
esa tarde
que auguraba tormenta.

Esa tarde
de arenas movedizas,
cuando dejamos libres
las certezas.

Tal vez fuera en otoño,
un mes que no recuerdo.

Pero sí, que lloré.

Lloraron los espejos,
las veredas,
la luz de las farolas.
Los paisajes.
Los silencios.
Los pájaros.

Y llovieron verdades
de los tejados
y de las azoteas.

Luego,
vinieron días
de tristeza y vacío.

Qué hacer con mi ternura?
Con las noches blanquísimas?
Con la canción aquella?.

Dónde esconder el miedo?

Cómo recorrer calles
sin mi mano en tu mano,
sin tu brazo en mi hombro?

Qué hacer con la tristeza?

Qué hacer
con los pájaros negros
de las noches eternas?..

jueves, 31 de enero de 2013

Poemas de invierno





Only  you      
                      * Para Fer



Quédate un poco mas.
No te vayas aún.

En el cuarto en penumbra
la noche se desnuda.
- Afuera,
la luna en asamblea
de tejados -
Un blues en el aire.

Y tú.

La magia se encarga
de todos los detalles:

Del abrazo al café
y del café al abrazo.
Un sorbo de licor.
Un cigarrillo.
Un poco mas de azucar
en el mate.
Un poco mas de luna
en la terraza.
Enero en los cristales...

Y solamente tú.

Anda,
quédate un poco mas.

No te vayas aún.

domingo, 27 de enero de 2013

El relato del mes : Así de sencillo













Desperté con un sobresalto.  La claridad del día me fue devolviendo poco a poco, todas las imágenes y todos los detalles borrados durante el corto y agitado sueño: La lluvia - mejor el chaparrón - de la tarde, el asfalto resbaladizo y brillante, multitud de paraguas abriéndose paso que se entrecruzaban, gente que corría buscando un refugio ocasional, coches que salpicaban insolentas las aceras...

Yo también iba a correr, pero me detuvieron sus ojos.  Semitirado en la acera, parecía herido.  Me acerqué : Estaba herido con un hilo de sangre corriendo por su cara sin afeitar.
Noté que hacía esfuerzos por levantarse, apoyándose en un banco, pero no lo conseguía. Y yo alli, parada como una estatua, empapada hasta los huesos.

Y fue un impulso. Me acerqué hasta él y le dije que quería ayudarle, que se apoyara en mi.  Sus ojos - profundos pozos sin luna - me miraron un instante y un esbozo de sonrisa se truncó en una mueca  de dolor.

Entramos en casa. Lavé y curé su herida, le ofrecí ropa seca, comida caliente y un calmante.  No hablaba, solo me miraba y sonreía. Le hice alguna pregunta; solo un gesto incierto y la sonrisa tímida. No me entendía?...  Y de pronto, cerró los ojos y se quedó profundamente dormido.

Y allí, delante de él quedé yo hecha un lío.  Qué es lo que había hecho? qué hacía, sola en casa con ese, tal vez, maleante. Un vagabundo? Una  de esas personas a las que siempre me habían  enseñado a temer? Por qué me había  comportado  como una insensata, como una irresponsable?
Lo cierto era  que un desconocido, quizá  peligroso, dormía en mi sofá. Acaso no podía ser un desalmado, un psicópata?

Adiviné los comentarios de mis amigos, de mi familia cuando mañana se enteraran : Pero, estás loca?  Sabes bien lo que has hecho?  Eres sorprendente. Cómo puedes ir por la vida saltándote todas las normas?  Es que eres increíble...

 Sacudí mis pensamientos : Quereis callaros? Es muy fácil de entender. Llovía a mares. Estaba herido. Solo. No tenía donde cobijarse y a mi me sobra espacio:  Así de sencillo.

Afuera la lluvia y el frío arreciaban. La ciudad y la noche descansaban en calles solitarias, llenas de sombras, ahogando sus últimos destellos de luz.
Me acerqué un poco mas.  Seguía apaciblemente dormido. Me conmovió su aspecto desaliñado, su pelo lacio le caía sobre la frente. Indefenso. Parecía un animal herido, perdido en la mitad del bosque. Si la cara es el reflejo del alma, - y de eso estoy bastante convencida - ese hombre era totalmente inofensivo.

Pensé en algunas opciones: Llamar al hospital o a la policía municipal. Pedir a un par de amigos que vinieran a pasar la noche en casa, pero me decidí por la tercera: confíar en él  y quedarme sola.  Apagué la luz y entré en mi dormitorio. Mañana será otro día.


Terminé de desperezarme. Ya, un sol incipiente, asomaba con timidez. Y haciendo el menor ruido posible, me acerqué al salón.  Todo estaba en silencio. Solamente una luminosidad entre azul y dorada, empujando tenaz por las persianas.
Pero el sofá estaba vacío. Una rosa blanca descansaba en el lugar donde la noche anterior, dormía ese desconocido.
             

lunes, 14 de enero de 2013

FANTASMAS






 Del sueño de la noche
van surgiendo
las angostas callejas
de Dublín.
Las montañas,
el mar,
y la torre que habita
el fantasma de Joyce.

Sobre una mesa de humo
descansa su sombrero.
Las gafas
y marchitos papeles
de colores.

-Cree estar solo-
Absorto en sus recuerdos
no escucha como llegan
en tropel
todos sus personajes.
Bloom,
Dedalus,
Molly...

Joyce vierte
un chorro de Dublín
y unas gotas
de páginas de ayer
en un cuenco olvidado

Y todos brindan.

Luego se desvanecen...



*** en el 72 aniv. de la muerte de Joyce

jueves, 10 de enero de 2013

Poemas de hoy : Dónde estoy?





Registro los bolsillos
espaciales
y no encuentro mis sueños.

Donde están las palabras
que ayer pronuncié?

Y yo, dónde me escondo?

Pregunto a los espejos:
no responden.
A mis  fotos de ayer
que bajan la cabeza
-tal vez desconcertadas-

Recorro los pasillos
y busco en los armarios
y cajones,

recupero vestidos,
bolsos llenos de notas
y papeles,
cartas,
citas,

poemas de otro siglo
-ya oxidados-
entradas de conciertos,
gastadas melodías,

aquel blues, aquel...
Y esa canción que tanto amaba.

Pero a mi no me encuentro.


sábado, 5 de enero de 2013

Poemas mios : Invierno




Invierno
es un poema intermitente.

La lluvia escribe versos
en tu piel.
Tu sonrisa es un barco
que recaló en mi puerto.
Tus manos son lisura
en esta tarde añil.

La tristeza -me dices-
es un azul con pena.
El mar es un imán.
La vida es una barca
a la deriva.
Invierno
es un poema recurrente
aún sin terminar.

Sigue tenaz la lluvia
en los senderos.
Huele a humo de leña
y de primer amor.
El tiempo está al acecho
dentro de los espejos.

Invierno
es un poema interminable
que sigue su camino sin final.

martes, 1 de enero de 2013

Poemas de Ilune : Qué es lo real?





El aire tiene hoy
un ligero sabor a azúcar.
Las nubes están
mas blancas de lo habitual.

No hay ruido.
Ni humo.
Ni llantos,
ni nada.

Únicamente,
una inmensa tranquilidad.

Melodías extraviadas
endulzan un paisaje
que va creciendo ante mis ojos.

Y me dejo llevar
por este nuevo sentimiento
sutil
breve acaso,
pero intenso...


De repente caigo
a un lugar remoto
que sin embargo, me es familiar

y todo está destrozado.

Las nubes están sucias.
A lo lejos, ecos sordos
de sollozos casi apagados.
De gritos ahogados,
de guerra...

no sé donde está mi madre
ni tampoco mis hermanos.

Tal vez,
sólo tal vez,
si consigo dormirme de nuevo,
los encuentre esperándome.


                             Ilune