
Y llegó, sin aviso,
tu larguísima carta.
Hablas de cosas simples,
cotidianas,
de la mar, de tu pueblo,
de tu vida.
Pero entre lineas
una imagen simbólica
me dice: Te recuerdo.
Me comparas con el agua
y con la brisa.
Estar a tu lado -dices-
es maravilloso
y yo leo entre lineas: Te quiero.
...Y un sabor a amar
sube a mis labios.
Un decir vuelve.
Un aleteo suave.
Una ternura líquida...
Leo tu nombre
en todos los semáforos.
En las pupilas
de los transeúntes.
Te descubro
en el vaso de gintonic
y en al agua
verdeazuldelestanque.
Subo al bus.
Sus cuatro ruedas
vuelan hacia un sueño.
Y escucho
tu mensaje sin palabras:
Te quiero. Te recuerdo.