
... Y siguen llegando.
Son muchos. Demasiados.
Llegan del horror.
De su tierra hecha escombros.
Tristes. Inseguros.
Huelen a miedo.
A llanto,
Algunos se quedaron
vagabundos del mar:
Allí, donde el silencio
se duerme en el latir de caracolas.
Otros, deambulan
por desiertos de orillas infinitas.
Nadie los despide.
Nadie sale a su encuentro
para ofrecerles agua
para el camino incierto.
Solo encuentran silencio,
fronteras con cuchillas afiladas ,
portones con cerrojos.
Solo la soledad,
la lluvia,
la noche ensimismada los contempla.
Pero no pasa nada:
Qué es morir de ausencia,
de rechazo,
de... inhumanidad?...