
Después de muchas lluvias
regresé
a la casa que alguna vez fue nuestra.
y el viento no me trajo
el eco de tu risa
ni me acercó tus dedos
a mis sienes cansadas.
La puerta sin cerrojo
el salón sin visillos.
Y aquella galería
con vistas a la playa
sin flores y sin ti.
En un frío cajón
encontré tu retrato
amarillo de olvido
y tus ojos, parecieron brillar,
un instante en los mios.
Y un abrazo imposible
se desmayó en mis manos.
Y volví a la ciudad
donde a veces te encuentro
a otro brazo colgada.
a buscar - tontamente-
tu presencia,
callada...