
Acaso fue un otoño
trémulo de amapolas
y revuelo de alondras.
Venías por la vida
con los bolsillos repletos
de sueños,
papeles con poemas
arrugados.
Y la mirada errante.
No sabías
que mis labios encerraban
sonrisasnoestrenadas.
Ni que mi corazón
era tan cálido.
Que tus poemas
tenían el poder
de enamorarme.
Que quería
quedarme a vivir
en tu alma de pájaro.
Que podías
desvestir de tus versos
la tristeza,
para hacer florecer
un tiempo nuevo.
No sabías
que podías dejar de ser
itinerario.
Un proyecto de fuga.
No sabías
que te estaba esperando.