
Cruza lenta
la tarde de setiembre.
Me abrazo a los recuerdos.
Busco aún
la ternura fugitiva
apoyada en la barra
de cualquier bar bohemio.
Afuera
cae una lluvia trémula.
Un café a sorbos lentos.
Escucho
las palabras vacías,
los gritos,
las risas de la gente.
Y yo sueño.
Y evoco aquella noche
de un lejano setiembre
ya oxidado
en el ayer del tiempo:
una copa en la mano
un brindis,
un adios,
tal vez un beso...
Afuera cae la lluvia.
Un café a sorbos lentos.