domingo, 9 de mayo de 2010
EL RELATO DEL MES : JERICÓ
Jericó aún amodorrado, abre los ojos bajo el techo inclinado de su habitación. La luz de la tarde, le devuelve poco a poco la realidad de las cosas: su inmovilidad, la silla de ruedas... Del cuarto de su hijo le llega una música alegre que se enreda en el aire, hasta saturarlo. No puede precisar cuanto tiempo ha dormido, pero afuera, en la tarde, el sol aún brilla con fuerza.
Jorge, su hijo, entra con una bandeja y una amplia sonrisa en su cara de niño grande.
A merendar, viejito...
Coloca la bandeja en la mesita y acerca a ella la silla de ruedas. Con delicadeza, levanta a Jericó en sus brazos y lo coloca en la silla, envolviendo sus piernas inertes en una manta de cuadros. Luego se sienta a su lado a contemplar como su padre toma la merienda con excelente apetito...
******************
Con la silla pegada al cristal, Jericó contempla ahora la lenta caída de la tarde. El campo se extiende, alargándose hasta el infinito. Reverbera con el sol; parece casi abstracto. Al este, una ciudad se perfila desdibujada por la bruma. Jericó detiene su mirada en los desnudos edificios y suspira...
Junto a la valla blanca que rodea su propiedad, unas cuantas gallinas picotean la hierba, que la sombra de un grupo de árboles, mantiene fresca y reluciente.
Justo pintando la valla una mañana del verano pasado, había sufrido el accidente: el ataque que lo dejó sin habla y con las piernas paralizadas. Sin embargo, prisionero en la silla de ruedas, no siente pena de sí mismo; sino de su hijo, su única familia, que tiene que soportar su carga.
A lo lejos, en un recodo del camino, un resplandor brillante oscila varias veces, hasta convertirse en un vehículo largo y blanco.
Jericó observa el último sol en el vidrio de las ventanillas y comprende que ha llegado el momento. Mira instintivamente la maleta, apoyada contra el armario y pasea sus ojos tranquilos por las fotografías que cuelgan de las paredes: una mujer joven con un niño en brazos, un jovenzuelo montado a caballo, el mismo, ya mayor, vestido de soldado...
El coche largo y blanco, se detiene junto a la valla. El ruido de los frenos se mezcla con el ladrido de un perro y con el aleteo asustado de las gallinas...
Los ojos de Jorge están llenos de tristeza. Mira a su padre que está sereno, casi alegre diría, y lo abraza largamente. Jericó lo anima con los ojos y sonrie...
Dos hombres de blanco colocan a Jericó en una camilla y lo introducen en la ambulancia. Jorge acomoda la maleta y la silla. y vuelve la cara, para disimular una lágrima.
******************
En esa hora del crepúsculo, el campo está lleno de embrujo y parece que quisiera convertirse en nuestro confidente...
Jericó conoce muy bien ese trozo de tiempo, en el que la tarde se hace remolona y se entretiene en las cumbres, salpicadas aún de reflejos... Sabe que desde donde ha decidido estar desde hoy, añorará esas horas en las que sentado en el zaguán y sumergido en la magia del atardecer, solía recrear su pasado, con sus momentos felices...
Sin embargo, mientras la ambulancia deja atrás el perfil de su casa y de los árboles que la rodean, se siente feliz, porque ha regalado a su hijo la libertad.
Y mirando a través de la ventanilla, las estrellas que empiezan a asomarse en el cielo, piensa que mañana ha de ser un hermoso día de sol.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
¡Ay, Soco, se me deslizan las lágrimas!...no veas cómo me ha llegado...
ResponderEliminarVengo en otro momento.
Qué real, qué creíble y qué hermosamente contado.
ResponderEliminarUn afectuoso saludo. Manu
"se siente feliz, porque ha regalado a su hijo la libertad" Qué hermoso...
ResponderEliminarY piensa que mañana ha de ser un hermoso día de sol... Un final maravilloso.
Me ha emocionado y encantado, te felicito.
SU
Me he asomado con Jericó a los cristales de la ventana, he sentido su impotencia y he comprendido ese acto de generosidad suprema que sólo surge del amor sin envoltorios.
ResponderEliminarHe llorado.
Un beso.
¡Dios mío, mujer, que me has llegado al alma y me has hecho llorar como a todos, a moco tendido...! Tal vez porque como enfermero he visto esto pasar tantas veces y sé de las tristezas y de los desgarrones que deja y sé además del derecho de ese joven a tener su propia vida, aunque vivirá por siempre con el recuerdo de esa tarde que vio alejarse a su padre, pegado a los ojos... Tienes un don enorme de saber transmitir sentimientos y provocar emociones en la gente, Soco. Sea con tu poesía musical y etérea; sea con relatos como éste, que con toda la veracidad y naturalismo del mundo los haces que nos lleguen y nos desarmen para recordarnos que somos humanos de carne y hueso y no simple espectadores... Gracias por desintoxicarme el alma con este llanto. Lo necesitaba en un día como hoy que extraño tanto a mi madre. Besos para ti.
ResponderEliminarUna narración magnífica, sencilla y directa, llena de poesía y de sentimiento.
ResponderEliminarGracias y mucho cariño. Sara
Belleza en el relato y tristeza en el fondo van de la mano. Me ha dejado un poso de amargura la lectura de esta entrada. El amor de Jericó hacia su hijo supera el amor inverso, como siempre ocurre. Pero así es la vida.
ResponderEliminarCaramba, Soco, has conseguido que yo también llore... me has tocado la fibra sensible, ésa que me sujeta fuerte las circunstancias que me rodean y hace que no se me escapen...
ResponderEliminarpero se me han removido con tu relato y encuentro alivio en esta emoción que me desborda. Un beso.
Precioso, Soco. Y una generosidad al alcance de pocos.
ResponderEliminarYa sabes que vengo tras los poemas.
ResponderEliminarPero tampoco me resisto a tus relatos, que también están llenos de belleza y de poesía.
Enhorabuena.
Te manejas en todos los espacios con una riqueza increible; este relato es una muestra mas de tu capacidad para apresar los sentimientos... besos
ResponderEliminarLindo lugar para jugar con las letras me ha gustado tu sitio besos
ResponderEliminarDelicadeza, belleza y poesía para narrar una situación triste.
ResponderEliminarSiempre presente tu sello personal de poeta.
Beso. Osvaldo
Un suceso de la vida real contado con sencillez y con un lenguaje poético lleno de armonía y ternura. Me ha estremecido.
ResponderEliminarUn abrazo muy fuerte amiga. Luis
Siempre el mismo placer, tanto los poemas como los relatos, me traen calma, reflexión y muy buen rollo.
ResponderEliminarGracias y saludos. Marta
Precioso, emotivo, sencilla y de profundo mensaje.
ResponderEliminarMi enhorabuena.
Un beso
Jesús
Conocía este relato tuyo del taller de Aula Tres. Me ha hecho mucha ilusión leerlo de nuevo y saborearlo mejor.
ResponderEliminarBesos Inma
Muy bonito el relato,
ResponderEliminarun placer leerte.
pasaba a saludarte y desearte
que tengas una feliz semana.
Una historia esbozada levemente que no pide más.
ResponderEliminarUn beso