viernes, 10 de diciembre de 2010
EL RELATO DEL MES
LA PAJARITA DE PAPEL
Soy un tipo duro. O casi. Al menos, intento no dejarme llevar por sentimentalismos. Sin embargo, la reacción del niño al acercar mi mano para acariciarlo, me dejó el corazón encogido, completamente arrugado. Fue un gesto instintivo, de autodefensa, el movimiento del bracito para intentar cubrir su rostro asustado... Parecía un animalito acorralado.
Lo habían abandonado la noche anterior, en los escalones de la entrada del Hospital donde trabajo.
Apenas se movía. Apenas respiraba. Solamente un leve quejido salía de su boca. Y en todo su cuerpo, había señales evidentes, de haber sufrido un brutal castigo. Tendría, tal vez , poco más de un año, el pelo casi rojizo y su ropa estaba limpia, así como la mantita que lo envolvía.
En la primera exploración descubrimos alguna costilla hundida, grandes hematomas en el pecho y en los muslos, la nariz y los labios hinchados... Pero lo que más impresionó a todos, fueron sus ojos grandes, huidizos y asustados, que miraban sin expresión a todas partes, sin detenerse en ninguna.
Curamos sus heridas y poco a podo se fue recuperando físicamente. Pero permanecía insensible a toda muestra de afecto. No aceptaba caricias, alimentos ni juguetes... No sonreía ni hablaba ¿sabría hacerlo?, nos preguntábamos angustiados. Era como un muñeco, sin alma...
Aquella tarde, la doctora Dupont, le trajo una caja de golosinas. Intentó que cogiera una en su mano: inútil. Tampoco consiguió que le sonriera o que despegara los labios.
Casi de forma inconsciente, cogí el papel amarillo brillante, que había envuelto la caja y que estaba sobre la cama. Era un cuadrado perfecto y maquinalmente comencé a plegarlo en cuadrados menores. Mientras lo hacía, noté que sus ojos seguían el movimiento de mis dedos, con una cierta atención. Ilusionado seguí doblando, hasta completar una hermosa pajarita y se la ofrecí con mi mejor sonrisa suplicante... Y entonces, por primera vez, alargó la manita para cogerla, mientras una hermosa y tímida sonrisa iluminaba sus ojos, hasta entonces inexpresivos... Fue el primer paso. La pajarita de papel amarillo, lo había conseguido.
Han pasado cinco años. Iván es ahora, un muchachito simpático y maravilloso. Y es el mayor de mis tres hijos.
Algún día tendré que explicarle, qué hace esa pajarita de brillante papel amarillo, en la primera página de su album de fotos.
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Origami de esperanza.
ResponderEliminarCaricia impecerptible,
sanadora danza.
Alas inventadas para despegar del suelo,
rayo de luz que avanza, avanza,
y toca el cielo.
Un relato tan bello, que cualquier colofón sobra.
Besos mil
SIL
Fe de erratas: imperceptible.
ResponderEliminarUna ternura de las tuyas.
ResponderEliminarDesgraciadamente ocurre, no siempre es ficción.
Abrazotes. Malen
Iván ha conseguido sonreír, muchos no lo consiguen nunca
ResponderEliminarprecioso escrito
abrazos
BELLO Y ESPERANZADOR. QUIERO UNA PAJARITA, LA BUSCO Y...
ResponderEliminarSOCO, CUANTO DAS. ABRAZO.
Logras conmoverme con tus poemas y tus relatos en un modo visceral, sin soluciones posibles que no sean desahogar mi conmoción en una lágrima.
ResponderEliminarCuanta ternura Soco. gracias por regalárnoslo.
Un beso y un abrazo.
Leo
Una esperanza cierta esperaba volar en esas alas. Despegó con dificultad, ahora vuela, planea y disfruta del viento en su cuerpo.
ResponderEliminarY del sol que tú nos traes, aún antes de amanecer, querida Soco.
Qué cielo eres.
amiga mia un bello relato.
ResponderEliminarUn abrazo y un placer saludarte
Con qué dulzura relatas un hecho que se repite, desgraciadamente, más a menudo del que queremos. Con dobleces de Origami y manos sanadoras, has logrado una sonrisa en un niño golpeado por la vida. La emoción que transmite es de las grandes. Hermosísimo. Abrazos miles.
ResponderEliminarMagnífico, amiga, magnífico desarrollo y soberbio desenlace.
ResponderEliminarGracias, Soco.
Qué bonito relato, lo he visto todo golpeado y lo he visto sonriendo con una pajarita de papel en la manita.
ResponderEliminarSensibilidad y ternura que sabes trasmitir en todos tus escritos.
Abrazo porteño
¡Vaya mujer! ¡quien te ha dado permiso para hacerme llorar?
ResponderEliminarLa violencia me afecta en general, pero la violencia contra los niños me mata...Eres un sol...
muchísimos abrazos
Siento el final de tu cuento como si fuesen tus manos acariciando mi alma.
ResponderEliminarGracias por tu ternura. Besos.
Claudia
olé por esa pajarita y por ese final que todos debieran tener.... desgraciadamente en este mundo faltan pajaritas y corazones como el tuyo que nos devuelven con este relato la esperanza envuelta en ternura.
ResponderEliminarBesicos míos y Muxus de los tuyos
Tan tierna y delicada como este atardecer, tan esperanzadora como una balsa a la orilla del pantano, tan tuya... Besos
ResponderEliminarBonito relato lleno de ternura y poesía.
ResponderEliminarPor desgracia creíble.
Siempre gracias. Joselu
Esperanza envuelta en ternura como dice Luisa. Bellísimo.
ResponderEliminarMarta
La paz por medio de una pajarita de papel, para alguien que no la conocía.
ResponderEliminarBellísima historia, Soco, que nos recuerda para nuestra vergüenza que el maltrato es real muchísimas veces y que pocas tiene un bello colofón.
Besos.
Madre mía, Soco, qué relato tan especial, tan absolutamente bello y lleno de magia. Qué forma de solucionar algo tan triste en su principio y feliz en su final, en su desarrollo...
ResponderEliminarBesos, de los cuatro.
Por mi profesión, he pasado varias veces por situaciones similares. Desgraciadamente no siempre tan felizmente resueltas...
ResponderEliminarPrecioso relato, absolutamente creible, aderezado con la magia y la ternura de tu alma.
Un abrazo. Osvaldo
La verdad, que cuanto puede quedar prendado de un trozo de papel hecho pajarita: Yo, guardo una con olor a éter, esperanzas y miedos... Una persona que me llenó y me sigue manando mis alforjas de amor, en el día que me han operado, en esos momentos de incertidumbre y espera que me tenían postrada en la camilla de un quirófano en manos de Dios y la de los cirujanos... hizo una pequeña pajarita y cuando después de un tiempo me trasladaron a mi habitación del hospital, ese trocito de papel con forma de pajarita me esperaba en la mesilla con las alas posadas firmemente a la vida. Gracias amiga Soco, por recordar un momento que tenía en otra esfera y hoy me llenó de tanto...
ResponderEliminarBiquiños,
Rosa María
No sé que decir, profe. Solo que ha sentido ganas de llorar mirando a mis niños, jugar felices...
ResponderEliminarUn abrazo grande de domingo. Inés
Una pajarita, un avión un barco.De una hoja de papel sale la magia.El mejor juguete.Lo sabré yo.
ResponderEliminarBesos
Eres un sol, que escribas relatos o poesías, la dulzura se desprende de cada letra. Besos.
ResponderEliminarMe has emocionado, Soco.
ResponderEliminar¡Cuántas infancias robadas no tienen tan bonito final!
Me estremece.
Un abrazo muy grande, Soco.
Una pajarita de papel que devuelve a un niño la ilusión y la alegría.
ResponderEliminarUn relato maravilloso y mágico. Y tu alma de poeta.
Una bonita historia con un final mágico pero creible. Muy tuya.
ResponderEliminarMuxus
Feliz final para una tiste historia. Tiembla el corazón pensar que se puede maltratar a un niño, pero ocurre.
ResponderEliminarUn abrazo.
Triste y precioso relato. Nunca se puede entender que a un niño (¡de un año!) se le pueda maltratar. No sé si la historia es real o imaginaria, pero aún imaginaria duele igualmente, porque en la realidad hay historias parecidas.
ResponderEliminarEstimada María Socorro:
ResponderEliminarUn sobrecogedor relato, lo he vivido intensamente.
Sabemos que la caridad bien entendida empieza por uno mismo y la esperanza es que nunca acabe donde empezó. La alegría de que ese niño maltratado fuese finalmente adoptado y querido, es lo más importante.
No sé si tu relato parte y finaliza en total ficción o has escrito sobre algo que sucedió así en cierta forma. Pues por desgracia estos casos se dan, en algunos es inevitable la muerte del infante.
Un placer leerte.
Te felicito porque llegar al lector y estremecerle es lo máximo para el escritor. Al menos, así es como lo siento.
Recibe un abrazo.
Cris.
Tiene razón Cris, llegar, emocionar, estremecer, eso haces con tus poemas y con tus relatos.
ResponderEliminarEnhorabuena. Me gustaron los dos, ayer en el Altxerri.
Gracias a todos por pasar a leerme y dejarme vuestro afecto.
ResponderEliminarMuchos besos.