
Vuelvo del cerro
por el sendero coya
que abraza el valle
con los luceros.
Traigo sentires,
ecos de luna y pampa
Un cielo vasto
de azul profundo.
Y el canto herido
de la baguala.
Silba el viento al que pasa,
como una dulce quena.
Traigo ese sol que abrasa.
Y el corazón mecido
por los arroyos
de la montaña...
Vuelvo triste del cerro.
Traigo el silencio
de tantos indios muertos.
La tristeza callada,
de un paisaje perdido.
De tierras despojadas.
Traigo en el alma
la soledad eterna
de la quebrada.
Queja. Distancia.
Despojada y desnuda
la Pacha Mama.
Vuelvo del cerro.
Traigo el alma tan libre
como el cóndor que pasa.