
BUSCANDO EL SUEÑO
La habitación de hospital, se envuelve lentamente en la penumbra del atardecer. La luz agoniza sobre las cortinas y sobre la colcha inmaculada de la cama, mientras las sombras se van apoderando de los rincones, borrando el contorno de las cosas.
El hoy lento, interminable, está por fin escapando, para convertirse en ayer. Un ayer que quedará imborrable en el recuerdo.
Y yo aquí.
Mis ojos vagando por el techo. La espalda rota. Las piernas inertes. El dolor agazapado, dormido bajo el efecto de la anestesia.
El miedo... Y clavado en la frente, un pedacito de esperanza.
<< Salto de la cama y salgo al centro de la noche. Una noche sin luces, sin luna, sin sombras, sin gente. Solo densa oscuridad...
Camino por lugares desconocidos y desiertos, orientado por una única, enorme estrella que tiembla en lo alto. Camino durante mucho tiempo por un camino solitario. No sé donde voy, ni en busca de qué. Me duelen las piernas y me pesan toneladas. Me he perdido... A dónde querría llegar?...
Ahora, gente extraña se cruza a mi paso. Hombres y mujeres de rostro inexpresivo, blanco. Pregunto por no sé que sitio, y me miran como si no entendieran mi idioma. Y siguen caminando en silencio, todos en la misma dirección, por el camino que se alarga y alarga, como un elástico.
Y de pronto, una zona conocida.Un barrio que me resulta familiar. Y veo mi moto aparcada en un rincón, de la pequeña y desierta plazoleta.
Monto en ella, pongo el motor en marcha y salgo veloz. El aire que se aplasta sobre mi cara me despeja y acelero...
La chica se lanza a cruzar la calle, sin mirar el semáforo. Freno con el pie y con la mano y la moto se desvía a la izquierda, contra el coche que viene de frente. Y me veo bajo las ruedas, que presionan con fuerza mi vida.
Luego una camilla. Cara al cielo, Siento correr un hilo de sangre por mi cara sin afeitar. Deseo estar dormido o anestesiado, para no sentir el dolor. La inconsciencia me va ganando, arrastrándome a un estado, donde todo tiene un relieve distinto. Y el tiempo se detiene...>>
La habitación de hospital, se desenvuelve lentamente de la penumbra de la noche. La luz poderosa del sol, enciende las cortinas y la colcha inmaculada de la cama·
Y se posa en la silla de ruedas.
Mi espalda destrozada. El miedo. Las piernas inertes... Inertes...
Y cierro los ojos buscando de nuevo, insistentemente, el sueño. Un sueño que me haga deambular por calles extrañas...Que me haga volver a caminar.,, Caminar...