miércoles, 22 de noviembre de 2017
De ayer : Miles de asteroides
Aquellos días,
yo andaba fascinada
aprendiendo el nombre de los árboles:
abedules, álamos, tamarindos...
-Tenía ocho años
y una muñeca negra de trapo-
Era invierno,
y un viento de aura helada
deshabitaba las calles de piedra.
Con la cara pegada al cristal,
esperaba que volviera mi madre
de lavar del arroyo.
Corría a besarla
y apretaba sus manos
azuladas de frío
y con mis dedos tibios,
intentaba contagiarles calor.
Bajo la mirada
de un cielo de nubes rojizas,
el último rayo de sol
destellaba en sus ojos celestes,
miles de asteroides.
Tenía ocho años
y una muñeca negra de trapo.
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ResponderEliminarDias de miel y amapolas. Me has llevado de la mano hasta mi entonces. Te quiero, Soco
!Qué ternura!
ResponderEliminarSabes pintar de magia lo mas cotidiano y sencillo.
Musu milla. Gabon
Parece que los estuviera viendo , los asteroides.
ResponderEliminarBesos.
Precioso poemazo.
Que bonito poema. He podido imaginar la escena.un placer encontrar tu blog.
ResponderEliminarLo dicho, te sale tan natural ponerle imágenes (no sólo palabras) a tus más profundos sentimientos. Quién pudiera pintar así, Soco.
ResponderEliminarAbrazo una vez más admirado.
¡Ay!, Socorro, tierna y dulcemente me llevaste hasta la infancia...
ResponderEliminarAbrazos.
ResponderEliminarPor aquellos días yo andaba jugando a canicas y cazando grillos. Ahora me fascina tu poesía. Buen sábado, amiga
Tenías ocho años, un corazón de poeta y un futuro misterioso por descubrir.
ResponderEliminarGran poema.
Como siempre.
Besos.
Oso eder. Benebenetan.
ResponderEliminarMusuak
Hola, Soco, otra muestra de tu creatividad cargada de nostalgia y de realidad poética. Otro destello de belleza basado en los recuerdos. Unos recuerdos que me sugieren repletos de ternura y que a mí, al menos a mí, me genera un pequeño estallido emocional que me conmueve y no hay nada que mitigue esos sentimientos.
ResponderEliminarQué juego tan hermoso ese de aprender los nombres de los árboles, como qué tiernamente describes la llegada de mamá venciendo al frío. En cuántas ocasiones te refugiarías en tu muñeca, en cuántas...
Es, y lo es cada vez, una sorpresa encantadora este degustar tu poesía.
Te lo agradezco, Soco.
Un beso.
ResponderEliminarTodo ternura, todo belleza, todo Soco. Que bonito escribes. Leer tus poemas me hace ver el mundo mas bello y mas bueno.
Besos del Sur
Miles de asteroides que siempre iluminarán tu cielo.
ResponderEliminarCon luz propia y directo al sentimiento del lector tu poema del ayer.
Siempre encuentro en tu blog la mejor poesía,la más cercana...
Abrazos
Qué recuerdos más bonitos nos traes, mi querida Mª Socorro, y es que estás llena de gran sensibilidad, eres un cielo, así se sienten tus letras, dulces y acariciadoras.
ResponderEliminarBesos enormes.
Hola Soco. La magia de tus letras me traen bellos recuerdos de infancia, las emociones se agolpan dulcemente al leer tu bello poema.
ResponderEliminarUn fuerte y cálido abrazo
las muñecas de trapo guardan los mejores secretos
ResponderEliminartambién tuve una cuando fui pequeña
entrañable poema Soco
felicidades
ResponderEliminarQue belleza Soco!!
Como sabes transmitir en tus versos tu maravillosa ternura, regales sentimiento y nos emocionas. Nos llevas a nuestra infancia y nuestro niño interior salta de alegría con los recuerdos.
marioarosa
A todos, muchas gracias y mi cariño.
ResponderEliminarSed felices
Maravilloso poema, Soco:
ResponderEliminarTernura en estos recuerdos tan nítidos de otros tiempos.
Un fuerte abrazo
Felicidades por tanta belleza y buen decir poético
Ana