lunes, 14 de marzo de 2011
EL RELATO DEL MES : EL ESPEJO
Cuando quieras.
La voz sin matices, seca y dura, la sacó bruscamente de su ensimismamiento.
De pie, junto al ventanal, ya vestida y mas serena de lo que hubiera podido creer, contemplaba el paisaje que se desvanecía entre las colinas.
Ella ya estaba lista. Decidida a seguir adelante. A terminar de una vez, con la rara situación en la que vivían , desde hacía un tiempo.
Sin embargo y aparentemente, ahora todo era normal. Entre ellos ya no había discusiones, se habían terminado los insultos. Ahora, no eran más que dos extraños, cada vez, con menos necesidad de hablar, que continuaban una sobrevivencia, un estar absurdamente juntos, ya sin la ternura de la proximidad, sin la complicidad de los silencios. Simplemente, como dos indiferentes conocidos.
A veces, en la soledad de sus respectivos cuartos, cada uno de ellos pensaba que ese atípico modo de vivir, no podía prolongarse. Ese ir y venir por separado: ella a sus amigas, a sus compras, a sus sesiones de teatro... él a su grupo de gente, con sus cenas, sus escapadas...
Pero seguían compartiendo la misma casa. Ella, Alba, por dejadez, por inercia. Porque le fastidiaban los trámites. Él, Raúl, porque en su presuntuoso egoísmo, pensaba que la relación de pareja, aún podía arreglarse. Estaba seguro, que tenía que arreglarse.
En esta ocasión, el desencadenante fue una simple conversación telefónica. Un indiscreto: Quién era? y una indignada respuesta: acaso yo te pregunto quién te llama?... Acaso yo intento enterarme qué hablas con tus amigos?
Y a partir de ahí, la discusión, las frases airadas, otra vez los insultos... Y esa misma tarde, la cita con el abogado para iniciar los trámites de la separación.
Vamos ya?... De nuevo la voz fría y cortante,
Ya voy. Vete sacando el coche.
Entró en el cuarto de baño para dar una mirada a su atuendo. En el gran espejo, contempló con agrado su atractiva figura. El sencillo treje blanco le quedaba perfecto y su despeinado peinado lucía bastante aceptable. Hizo un mohín de complicidad a su imagen y dio un paso para salir. Pero algo que por un instante, le quedó en la retina, le hizo instintivamente volver a mirar.
Y lo vio allí, dentro del espejo. Horriblemente transformado. Con una mirada dura e implacable, que heló toda su sangre. Llevó las manos a la boca para ahogar un grito y cerró los ojos intentando borrar esa imagen que la llenaba de terror... Pero, fue su mano, que como un garfio salió del espejo, la que atrapó su brazo, atrayéndola con fuerza?...
Quiso liberarse y escapar y haciendo un gran esfuerzo logró desasirse. pero el impulso la arrojó hacia un lado, cayendo y golpeando su cabeza sobre el borde de la bañera.
Y se vio en el suelo, y comprendió en un instante, que la vida se le escapaba inexorablemente, arrastrando consigo la nostalgia, de una recién imaginada libertad.
En el espejo, solo quedaba ahora, la inocente imagen de una hiedra que caía en cascada desde una repisa.
Afuera, el sol de la tarde y las gamas de verde del paisaje, se combinaban en una belleza armónica y serena. En la calle, inútilmente, la bocina de un coche sonaba con insistencia.
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Desde siempre me han inquietado los espejos. Intuyo en ellos, algo misterioso.
ResponderEliminarMe gusta mucho tu relato. Un placer, como siempre, leer tu obra.
El reflejo, tal vez, de nuestras contradicciones se asomó a su vida y pudo mucho más que ella.
ResponderEliminarBesitos, querida Soco
(¿viste alguna vez la peli "Tienes un email"? pues eso)
Me ha impresionado ese final tan triste.
ResponderEliminarAhora me va a dar miedo de los espejos.
Me gusta mucho tambien leer tus cuentos.
Tanto tiempo esperando tomar una sabia decisiòn y al final, ¿la coincidencia?, la tomò por ella.
ResponderEliminarTràgico final
abrazos
sorprendente o no tanto que partir hacia esa libertad no es tan bagatela como cuentan
ResponderEliminarMe encantó querida SOco
muxicoa
Me quedo como inquieta con este relato.
ResponderEliminarMe gustó mucho.
Un abrazo muy fuerte.
Inquietud, duda es lo que deja este relato.
ResponderEliminarMuy bien narrado, desde luego. Gracias, Soco.
Y muxuss. Manu
Cuando era niño pensaba que en el espejo grande de mi abuela vivía mi reflejo y que hacía las mismas cosas que hacía yo.
ResponderEliminarEn tu cuento el reflejo del espejo va más allá. Logras crear una atmósfera tal, que las frustración de quien siente que "la vida se le escapa en un instante" se siente como un peso enorme que retumba en las líneas finales de tu cuento.
Es siempre un placer y un lujo leerte, Soco.
UN beso y un abrazo.
Leo
Acabas de acentuar mas, si cabe, mi fóbia a los espejos.
ResponderEliminarRelatas muy bien, Soco.
Hay algo que hagas con las letras que te salga mal?
Besos
Cita
Muy buen relato amiga, un final estremecedor.
ResponderEliminarUn beso
Como dise Cita, todo lo que haces con las letras te sale bien. Me encanta tu manera de narrar, que tiene que ver con tu manera de hacer poesía. Me encanta el relato, con ese final tan misterioso e inquietante.
ResponderEliminarBss. Osvaldo
Algunas culturas creen que los espejos pueden atrapar el alma de los que se miran y luego pueden reflejarse, cuando no están.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho el relato.
Abrazo. Susana
Me has atrapado con este relato, Soco. Muy bueno. Cariños.
ResponderEliminarSí, te atrapa de la primera a la última letra. Y ese final tan impresionante...Me ha gustado un montón. Abrazos, Soco
ResponderEliminarInma
El espejo nos revela algunas veces una imagen de nosotros mismos muy peligrosa...
ResponderEliminarSaludos
¿Quién está detrás de los espejos?
ResponderEliminar¿Quién nos mira desde el otro lado?...
Me ha gustado mucho este relato que roza el terreno de lo fantástico.
Un abrazo amigo. Luis
Que tal..! después de un tiempo de ausencia paso a saludarte!
ResponderEliminarte dejo un fuerte abrazo!
¿ Sabés? Me gustan mucho tus relatos, Me apasionan los temas misteriosos y fantásticos que a veces elegís.
ResponderEliminarSos estupenda, ya lo sabés. Abrazos casi otoñales.
Acabo de comentar en el blog de una amiga que los espejos siempre tienen algo misterioso, tanto para bien como para mal... y tú nos relatas de este espejo que trajo la realidad a unas vidas que en principio vivían ajenas a él.
ResponderEliminarPreciosa la forma en que nos cuentas ese mal que aún estamos tan lejos de desarraigar, que es la violencia de género.
Encantada con tus letras, Soco.
Un abrazo enorme.
me gustan los espejos, desde nena siempre me levantaba a mirarlos en la noche y ver el reflejo de la luna en su luna ...cual de las dos más solitaria
ResponderEliminarbesos y feliz semana
encantador relato, su hilo nos atrapa desde un comienzo, Felicitaciones Socorro!!
Me interesan estos relatos que te dejan la duda de si puede ser o no puede ser, lo que nos cuentan.
ResponderEliminarSiempre me han intrigado los espejos, su misterio, las leyendas que existen sobre ellos.
Otro abrazo porteño. Fer
Me ha encantado tu cuento. me quedé alucinada con el final.
ResponderEliminarEscribes de maravilla.
Muchos besos
A mí también los espejos me inspiran algún relato que casi es de terror. Pero éste tan condensado, estremece especialmente.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho.
El espejo que refleja nuestros fantasmas, nuestros miedos, y que nos atrapa sin piedad alguna. Buen relato en que trenzas lo inquietante y lo misterioso, con especial talento. Un enorme abrazo.
ResponderEliminarTe felicito. Creo que es un relato fantástico con todos sus ingredientes.
ResponderEliminarLlevado de forma inteligente para dejar esa duda inquietante en el lector.
Conmigo lo has conseguido. Gracias.
Un relato fuera de lo común.
ResponderEliminarMe ha atrapado esa atmósfera de intranquilidad y de misterio ante lo desconocido. Un aplauso fuerte.
Un abrazo desde el Sur
Muchísimas gracias a todos.
ResponderEliminarAgradezco, muy especialmente, la interpretación y los comentarios a este relato.
Abrazos y gracias otra vez.
He leido el relato y me ha gustado por ese final que inquieta, que desorienta
ResponderEliminarBesos
Enfrentarnos a la verdad suele destruirnos.
ResponderEliminarEl juez que nos escruta en nuestro espejo suele ser implacable.
El trasfondo del relato es sobrecogedor.
Bravo, Soco.
SIL