miércoles, 31 de agosto de 2011
EL RELATO DEL MES : CASO DE ARCHIVO
En ese momento se oyó el pitido de un tren, que segundos después, entró en la estación envuelto en una nube de humo.
Un hombre alto desciende del último vagón. Lleva gabardina negra y sombrero y con paso seguro y decidido, se adentra en una calle muy concurrida.
Anochece y la lluvia ha cesado, después de dejar la ciudad limpia y brillante, como recién estrenada. Las luces de las farolas y de los letreros luminosos, se multiplican en algunos pequeños charcos.
El hombre alto se detiene bruscamente. Comprueba una dirección y entra en un portal de un edificio acristalado.
En el ascensor, echa para atrás el sombrero dejando al descubierto un rostro que se adivina despiadado y una mirada gris, fría e inteligente.
En la planta décima, busca la puerta número trece y golpea suavemente.
Buenas noches, saluda una voz femenina, entre, por favor. Con un gesto lo invita a sentarse, mientras lo estudia con la mirada.
Aquí tiene, le dice, y le alarga dos sobres: Uno contiene las instrucciones; el otro la mitad del dinero. El resto lo recibirá mañana, cuando haya realizado el trabajo.
Insinúa una sonrisa que hace aún mas bello su rostro, y dibuja con la mano un ademán de despedida.
Ya en la calle, nuestro hombre, sube el cuello de la gabardina y cala el sombrero hasta los ojos. Enciende un cigarrillo y detiene un taxi que lo lleva a un hotel elegante pero discreto. Se ducha y pide una cena abundante...
Ahora, solo hay que leer las instrucciones que encierra el sobre, esperar el día siguiente y - sonríe cínicamente - encargar una corona de flores - crisantamos blancos - tal vez...
*********
El hombre maduro, de sienes grises y traje de corte impecable, se dispone a abandonar el lujoso despacho, en un céntrico edificio comercial. Desea llegar temprano a casa. Quiere comunicar cuanto antes a su esposa, que ha despedido y roto definitivamente, con su atractiva secretaria. Y se siente eufórico, dueño de la situación y del ,mundo... En paz consigo mismo. Satisfecho...
De pronto descubre que un hombre alto, de rostro despiadado y mirada gris, fría e inteligente, lo observa desde el mullido sofá de cuero rojo.
Unos pasos ahogados por el pasillo alfombrado, y poco después el grito histérico de la limpiadora que entra en el despacho...
**********
El sonido del teléfono lo arroja del sofá, justo en lo mas dulce de la modorra. Vaya! La gozosa somnolencia, la radio al hilo de las noticias, la copa de coñag, todo, se había derrumbado con la llamada...
La conversación, corta, se limita a unos cuantos monosílabos y frases cortas...
Si?...
Sí.
Dónde?
Muy bien, en treinta minutos, estoy ahí...
Se moja la cara con agua fría, se alisa el pelo con los dedos, se echa el gabán sobre la chaqueta sport... Y tras sonreír burlonamente a su imagen en el espejo del vestíbulo, sale al calor de la tarde de verano.
En el lujoso despacho lo esperaba ya su ayudante.
Un tipo importante, eh?...
Pistas?... Huellas?...
Aparentemente ninguna.
Quién lo encontró?
La limpiadora. Está allí, quiere interrogarla?
Quédese sentada, por favor. Tranquilícese. Usted vió u oyó algo, además de descubrir el cadáver?
Sí, cuando llegaba , vi a un hombre alto con sombrero que se alejaba por el pasillo, pero no puedo decir si salió de aquí o de cualquier otro despacho.
Conocía bien a la victima?
Claro. Era una persona muy simpática. Aunque no solía pasar aquí mucho tiempo. Su secretaria se encargaba de casi todos sus asuntos.
Secretaria? Y dónde estaba hoy? - pensó en voz alta el inspector.
Creo que ayer dejó su trabajo. Oí cuando ella y el señor se despedían. Y llevaba todas sus cosas...
El inspector y el agente se miraron instintivamente, mientras este último anotaba algo en su libreta.
Bueno, tendremos que ir a su casa e informar a la familia. Es lo que mas detesto de este maldito trabajo, gruñó
Cuando una hora después, llegan a la casa, encuentran solamente a dos niños que juegan en el jardín y a varios sirvientes. La señora no está en casa. Esta tarde, tenía cita en la peluquería.
La verdad es, que en esos momentos se encuentra en el centro de la ciudad. Y espera una visita en el número trece de la décima planta, de un edificio acristalado.
En su bolso hay un abultado sobre.
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En este momento me encantan los relatos asesinos. Eres increíble, escribas lo que escribas , tu escritura guarda ese no sé qué de luminoso. Besos.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho. Es interesante, muy bien narrado y con ese algo especial que dice Alloza.
ResponderEliminarBesos
Caso de archivo: no ha podido descubrirse al asesino...
ResponderEliminarMe encanta tu forma de contar. Muxus
Vaya...
ResponderEliminar¡vaya con la mujer! la venganza es dulce...¡josú!,
ResponderEliminarabrazos
Eres única Soco, lo he leído en un santiamén y me he quedado con ganas de seguir leyendo. La historia te atrapa y sorprende. Me encantó.
ResponderEliminarUn abrazo fuerte y un beso.
Leo
Qué bien contado, muy ingenioso y sorprendente.
ResponderEliminarMil besos, querida Soco.
Me he quedado con ganas de seguir el relato, se hace corto al llamar nuestra atención ávida de indagar tal asesinato.
ResponderEliminarUn enorme abrazo, querida Soco
¿Sabes que eres una buena narradora?
ResponderEliminarMe ha gustado mucho el relato. felicitaciones dobles.
Y besos. Marcelo
Magnífico trabajo narrativo. Mantiene el interés del lector. Muy buena la descripción de los personajes. Atractiva y muy entretenida la trama.
ResponderEliminarGracias y un abrazo.
Cuando algo se rompe, siempre es tarde para intentar recomponerlo. A veces se llega a tiempo. Él no llegó. No intuyó que la paciencia tiene un límite.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho, Soco.
Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.
ResponderEliminarfelicitaciones, le das buena dosis de suspenso y vértigo cosa que se agradece como lector
ResponderEliminarbesitos y feliz jueves
Me gusta. Has retratado muy bien al asesino, tan cínico y tan profesional.
ResponderEliminarPoema o relato, es un placer leerte.
Me gustan tus relatos.Tienen algo distinto, fuera de lo corriente. Te mantienen la atención sin decaer de principio a fin.
ResponderEliminarBssss
¿Poemas o relatos?... Hacés bien las dos cosas. Pero me gustaría saber que te gusta más, en que te sentís mas cómoda.
ResponderEliminarUn abrazo
Hola, Socorro:
ResponderEliminarEs un caso como para que sea resuelto por el infalible "Mannix" de aquella famosa serie televisiva.
Tal vez si la señora hubiese esperado un día más, el señor estaría vivo.
Un abrazo.
Me gusta el tratamiento que haces de los personajes, tanto del asesino, como del inspector. Naturalidad sencillez y lenguaje.
ResponderEliminarComo siempre un gusto.
Caso de archivo para la policía.
ResponderEliminarSólo el lector sabe que la esposa ordenó el asesinato.
Interesante y muy bien escrito.
Besos. Luis
Para Graciela:
ResponderEliminardecirte que lo mio es la poesía. Me resulta mas cómodo, mas fácil y espontáneo hacer poemas. Me salen al paso, como si dijéramos... me son indispensables...
Gracias siempre, por tus visitas.
Abrazos hasta tu invierno. Soco
Me ha gustado mucho. Su lectura es un verdadero encanto; los personajes, sus características, su naturalidad,la sorpresa final. en fin, que me ha sabido a poco.
ResponderEliminarCariños, Soco
Ahora sí me has sorprendido, y me has dejado con ganas!
ResponderEliminarSoco eres increíble, me encantas!!
Me despistaste, eh! Caramba con la señora, eso es efectividad.
ResponderEliminarMe encantó, lo haces tan ligero como el ascensor que sube y baja con caras y objetivos diferentes.
Besos, querida Soco.
Una misteriosa y atrayente historia, contada magistralmente.
ResponderEliminarEstupenda incursión en el género negro, haces lo que quieres cuando te pones a escribir. Y lo dominas muy bien. Te mando mi felicitación, junto a un enorme abrazo.
ResponderEliminarQue no falten mis felicitaciones y mi abrazo del sábado.
ResponderEliminarYa sabes que me encanta leer todo lo que escribes.
Qué reconcorosa esta señora...
ResponderEliminarMañana de lluvia, justo apropiada para leer tu relato. Una maravilla, me ha encantado. Voy a leerlo otra vez.
ResponderEliminarCariños.
El relato es impecable.
ResponderEliminarCulpa y exonera a todos, de manera muy habilidosa.
Hay errores humanos que no se pueden salvar,ni con un perdón divino.
Besos mil
SIL
Estupendo relato; y por supuesto, no podíamos esperar menos de tu generosa pluma.
ResponderEliminarUn gran y entusiasta abrazo.