Llegan desde elprofundoSur.
De su tierra explotada
por extraños.
Vagan perdidos
por caminos de ortigas
y cuchillas.
Nada les pertenece.
Ni la tierra, ni el camino.
Ni siquiera el mar.
*****
Y cada anochecer
- de tanta soledad -
conversa con las sombras.
Con alguna paloma que acude
a buscar sus migajas.
Y sigue ahí - cadadíamastriste -
en su rincón oscuro
sin techo, sin ventanas.
*****
Arde la bahía. Poliki poliki
el crepúsculo caesobrelatarde
incendiando lasnubesylasvelas.
Va marchando la luz.
A lo lejos, el faro parpadea.
Y tu barco, tu barco, se aleja...