
No siempre,
me abrazabas al llegar.
A veces, estabas como lejos,
caminábamos en silencio,
casi,
como si no nos conociéramos.
Y yo añoraba,
tu brazo en mi cintura
y tu aliento en mi pelo.
Y preguntaba,
no me dices nada, amor?
Entonces te parabas,
me mirabas de cerquita a los ojos
y decías tan serio,
que me querías
muchomuchomucho.
A veces, no hablábamos nada,
nos perdíamos
por ese barrio oscuro
de tímidas farolas
y tangos de Piazzolla,
que escapaban
de una ventana al sur.
Nuestras manos
eran tiernos discursos sin palabras.
Y el beso delhastamañana,
iluminaba las piedras de la calle.