Lo decidió
evocando aquel blues.
Se vistió, como si fuera fiesta.
Acarició el retrato.
Pasó, lentos los dedos
por las cuerdas dormidas,
de la guitarra muda.
Y se lanzó a la calle
con el paso resuelto.
Compró una flor
que regaló a una niña.
Saludó a un viejecito,
como si fuera amigo.
Siguió el vuelo de un pájaro.
Envidió a una pareja.
Dio su último billete
a un pequeño mendigo.
Cristales rojos
mas allá de la arena.
-era otoño y la tarde moría-
Pensó en una familia
como si la tuviera...
Hizo un guiño a la primera estrella,
y silbando aquel blues,
se perdió por el agua.
Solo el mar, lo sabía.
* Publicado en la Revista Kaixo, tiempo ha
* Publicado en la Revista Kaixo, tiempo ha