jueves, 17 de agosto de 2017

Poemas de ayer : Aquel viejo café.












Pues, sí.  Ya sé  que ahora
no es ni sombra de lo que ha sido
pero me gustaría entrar allí.

Me sentaría en un rincón
junto al ventanal de cortinas doradas.
Solo entrar a ver.
Recorrer con la vista, las lámparas,
los reservados,
el lugar  reservado a la orquesta.

Escudriñar los antiquísimos sofás,
hundir los dedos en sus pliegues ajados.
Tentar con disimulo
bajo el mármol eterno de las mesas
por si alguien -muchos años atrás-
dejó olvidado algo secreto:
Una carta escrita a hurtadillas,
un breve poema de amor,
la nota apresurada de una cita...
algo, que me huciera imaginar.

Y es que me gusta unir
realidad con fantasía:
Me gusta soñar, que le voy a hacer.

Inventar -por ejemplo-
una bonita historia para mi:

Quiero que tenga la sonrisa presta,
la ternura a flor de piel.
Que sea un poco descuidado
-camisa abierta, sin corbata-
Tal vez, algo perdido...

Será amable y sencillo
y me dirá de un vistazo
que me estaba esperando.

Sí, me gustaría
visitar  ese viejísimo café.
Rescatar de la grieta de un zócalo
un mensaje perdido casualmente,
que me hiciese imaginar...

De verdad, me muero de ganas.

                 
                           *** ( Para todas las personas románticas -si aún quedan-)

miércoles, 9 de agosto de 2017

Poemas de ayer : Embrujo



Redondo y pálido
el beso de la tarde.

Un sol adelgazado
prende las ramas
                      de los abedules
y pasea sumanopormislabios,
como tu beso, entonces,
tan suave y detenido.

Un libro abierto
descansa su pereza,
sobre el césped brillante

Tulipanes,
seduciendo a la brisa.

Y las horas que pasan,
len
     tí
        si
           mas,
           así, tan de puntillas...

En el bazar del cielo,
liquidación de nubes.
Una valla de troncos
donde se duerme un gato.

Y, a lo lejos,
la llamada insistente,
posesiva y erótica del mar.